Jean Barlot se encuentra de viaje tras asistir al funeral de su madre.
Una noche, durmiendo en una pensión del camino, vuelve a tener un
episodio de insomnio, en el que destroza la habitación durante un sueño.
Por la mañana, descubre sorprendido que un marqués alojado en el
establecimiento ha pagado sus rotos, y le invita a alojarse en su
castillo la siguiente noche. Barlot acepta la invitación del excéntrico
noble, pero sus fuertes convicciones morales y religiosas le ponen en su
contra cuando por la noche espía al marqués y sus amigos
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